Por primera vez en la historia un equipo de investigadores ha instalado con éxito en una personas una prótesis en la pierna que envía sentimientos a su portador. Esto, aseguran los investigadores de la Universidad de Ciencias Aplicadas de FH Upper Austria, supone una revolución en la investigación de las prótesis. Los resultados del estudio indican que la prótesis es muy segura cuando está movimiento y que, al ser mucho más similar al miembro original, reduce el riesgo de los tortuosos dolores de miembro fantasma.
Las ventajas de este nuevo dispositivo, según explicó en rueda de prensa Hubert Egger, son impresionantes. «Debido a la interfaz neural, el paciente puede tener sensaciones en la planta del pie protésico y, por lo tanto, está más capacitado para reconocer la naturaleza del terreno sobre el que está caminando, corriendo, etc.». Además, esta ‘capacidad sensorial’ de la prótesis hace que se tenga una mayor «conciencia de los obstáculos, lo que reduce en gran medida el riesgo de caídas».
Egger explicó que la transferencia restablecida de la información tambiéncontribuye a una integración más natural de la prótesis con el concepto ‘cuerpo’ del paciente y, en este caso, ha contribuido a la «desaparición completa» de los dolores previos.

Reinervación sensorial
El paciente se sometió a una «reinervación sensorial dirigida», es decir, una transferencia selectiva de los nervios que llevó a cabo el equipo de Eva-Maria Baur y Thomas Bauer, de la Clínica de Plástica Reconstructiva y Estética de la Universidad de Innsbruck. Durante este procedimiento, explicó Egger, se han reactivado las terminaciones nerviosas sensoriales de la planta del pie original para sirvan como un indicador d la presión en la suela de la prótesis. Otro objetivo de esta intervención era disminuir el dolor de la cicatrización neural (neuroma) mediante la reorientación de los nervios.
Así, los cirujanos volvieron a conectar las terminaciones nerviosas en el muñón para colocarlas cerca de la superficie de la piel del paciente y ajustaron 6 sensores en la base del pie para medir la presión del talón, puntera y el movimiento del pie. De esta forma, cuando estos sensores vibran estimulan las terminaciones nerviosas debajo de la piel, que a su vez retransmite las señales al cerebro. Es decir, señaló Egger, «los sensores dicen que el cerebro que es un pie y el usuario tiene la impresión de que se levante del suelo cuando camina».